Un buceador de 40 años ha muerto en una playa de Israel tras ser atacado por un tiburón arenero (Carcharhinus obscurus), un tipo de escualo que hasta ahora se consideraba inofensivo para el hombre. Se trataría del primer ataque documentado a un ser humano, según el Daily Mail.
El pasado mes de abril, Barak Tzach, de 40 años, regresaba a casa del trabajo cuando decidió ir a pescar a la playa Olga, en la ciudad de Hadera. Pero el hombre, padre de cuatro hijos, fue brutalmente atacado por varios tiburones.
En ese momento, la especie responsable del ataque seguía siendo un misterio. Ahora, científicos de la Universidad PSL de París han identificado a las criaturas mortales como tiburones areneros.
El tiburón arenero, también conocido como jaquetón lobo, mide hasta 3,6 metros de largo y pesa entre 159 y 180 kg. Aunque son carnívoros, no se había documentado el ataque a humanos.
«El ataque fatal de tiburón a un turista en Hadera (costa mediterránea oriental) en 2025 involucró a varios tiburones oscuros (Carcharhinus obscurus), una especie que no se considera traumática para los humanos«, dicen los investigadores, dirigidos por Eric Clua, en su estudio, publicado en la revista Ethology.
En su nuevo estudio, el equipo analizó entrevistas y filmaciones de testigos para comprender por qué estos tiburones podrían haber atacado al buceador. Su análisis sugiere que la cámara GoPro de Tzach pudo haber atraído inicialmente a los tiburones.
«Una cámara de vídeo, incluso cuando está fija, emite una ligera señal electromagnética que lleva a ciertos tiburones a identificar la fuente de esta señal como una presa potencial, como un pez herido en la mano de un pescador submarino», dice el estudio.
«Podemos imaginar legítimamente que los tiburones que frecuentan la zona de Hadera, además del fenómeno de habituación vinculado al acceso regular a los alimentos proporcionados por los humanos, han desarrollado un comportamiento de ‘mendicidad’ que los impulsa a acercarse (incluso al punto de contacto para los individuos más atrevidos) a los humanos para obtener una recompensa alimentaria«, prosiguen.
«En presencia de estas señales eléctricas, el tiburón puede provocar una mordedura refleja/torpe», añaden. Teniendo en cuenta lo afilados que son sus dientes, incluso un pequeño mordisco podría haber provocado un sangrado severo, lo que habría atraído a más tiburones, según los expertos.
«Además del estímulo olfativo (vinculado a la sangre), el sonido de la mordedura (a través del chasquido inducido de la mandíbula) puede haber movilizado rápidamente a otros tiburones en el área», agregan.
Basándose en sus hallazgos, los investigadores sugieren que las autoridades locales deberían considerar prohibir la alimentación pública de tiburones, así como la pesca submarina en la zona.
«Con la mera presencia de aguas cálidas, los tiburones probablemente seguirían frecuentando el área, pero podrían permanecer más distantes y ser inherentemente menos peligrosos para los humanos«, prosiguen.
«La peor solución sería eliminar de forma no selectiva todos los tiburones presentes en esta zona mediante un sacrificio masivo, ya que la responsabilidad de este incidente específico recae fundamentalmente en los humanos«, concluye el estudio.
Tiburón
Un buceador de 40 años ha muerto en una playa de Israel tras ser atacado por un tiburón arenero (Carcharhinus obscurus), un tipo de escualo que hasta ahora se consideraba inofensivo para el hombre. Se trataría del primer ataque documentado a un ser humano, según el Daily Mail.
El pasado mes de abril, Barak Tzach, de 40 años, regresaba a casa del trabajo cuando decidió ir a pescar a la playa Olga, en la ciudad de Hadera. Pero el hombre, padre de cuatro hijos, fue brutalmente atacado por varios tiburones.
En ese momento, la especie responsable del ataque seguía siendo un misterio. Ahora, científicos de la Universidad PSL de París han identificado a las criaturas mortales como tiburones areneros.
El tiburón arenero, también conocido como jaquetón lobo, mide hasta 3,6 metros de largo y pesa entre 159 y 180 kg. Aunque son carnívoros, no se había documentado el ataque a humanos.
«El ataque fatal de tiburón a un turista en Hadera (costa mediterránea oriental) en 2025 involucró a varios tiburones oscuros (Carcharhinus obscurus), una especie que no se considera traumática para los humanos«, dicen los investigadores, dirigidos por Eric Clua, en su estudio, publicado en la revista Ethology.
En su nuevo estudio, el equipo analizó entrevistas y filmaciones de testigos para comprender por qué estos tiburones podrían haber atacado al buceador. Su análisis sugiere que la cámara GoPro de Tzach pudo haber atraído inicialmente a los tiburones.
«Una cámara de vídeo, incluso cuando está fija, emite una ligera señal electromagnética que lleva a ciertos tiburones a identificar la fuente de esta señal como una presa potencial, como un pez herido en la mano de un pescador submarino», dice el estudio.
«Podemos imaginar legítimamente que los tiburones que frecuentan la zona de Hadera, además del fenómeno de habituación vinculado al acceso regular a los alimentos proporcionados por los humanos, han desarrollado un comportamiento de ‘mendicidad’ que los impulsa a acercarse (incluso al punto de contacto para los individuos más atrevidos) a los humanos para obtener una recompensa alimentaria«, prosiguen.
«En presencia de estas señales eléctricas, el tiburón puede provocar una mordedura refleja/torpe», añaden. Teniendo en cuenta lo afilados que son sus dientes, incluso un pequeño mordisco podría haber provocado un sangrado severo, lo que habría atraído a más tiburones, según los expertos.
«Además del estímulo olfativo (vinculado a la sangre), el sonido de la mordedura (a través del chasquido inducido de la mandíbula) puede haber movilizado rápidamente a otros tiburones en el área», agregan.
Basándose en sus hallazgos, los investigadores sugieren que las autoridades locales deberían considerar prohibir la alimentación pública de tiburones, así como la pesca submarina en la zona.
«Con la mera presencia de aguas cálidas, los tiburones probablemente seguirían frecuentando el área, pero podrían permanecer más distantes y ser inherentemente menos peligrosos para los humanos«, prosiguen.
«La peor solución sería eliminar de forma no selectiva todos los tiburones presentes en esta zona mediante un sacrificio masivo, ya que la responsabilidad de este incidente específico recae fundamentalmente en los humanos«, concluye el estudio.
20MINUTOS.ES – Internacional
