Belén Aguilera está inversa en una nueva etapa musical, que viene acompañada de una nueva imagen que gira en torno a un concepto innovador: Anela es un acrónimo de ‘Aunque No Exista La Arcadia’, una frase de la última canción de cierre y que expresa la felicidad en el ahora y no en la búsqueda del deseo constante.
Eso es lo que sintió ella e hizo sentir a las casi 15.000 almas que llenaron este domingo el Movistar Arena, su primera Movistar Arena, en uno de los conciertos más especiales hasta el momento de su carrera, sino el más. Así lo admitió ella en el inicio del show: «Qué fuerte. Gracias, gracias, gracias. Hoy es el día más importante de mi vida y me alegra mucho que estéis aquí«, les dedicó a sus fans. «Sois muy importantes. Se me da mejor cantar que hablar, he llorado mucho así que quiero que vivamos esto y que estemos muy presentes. Y que nos echemos una buena lloradita», aseguraba la catalana. Toda una declaración de intenciones.
Porque en la velada hubo de todo. Desde el telón blanco de fondo que le daba teatralidad a su voz lírica y ritmos electrónicos, todo alineado perfectamente con Anela.
Dicho álbum evoca un mundo diferente, surrealista, abstracto y onírico, algo que la catalana supo perfectamente trasladar al escenario del coliseo madrileño. De esta manera, dio forma a canciones como Salvamento, Cómo puedo volver o Se queda dentro, que contienen una emoción difícilmente de expresar.
Más enérgicas y bailables son Dama en apuros, Mutantes y Bruja, que también estuvieron presentes en la velada al igual que Laberinto, Ático y Eclipse, estas con ritmos electrónicos.
Todas mezcladas con sus grandes éxitos en casi dos horas de concierto en el que también hubo sorpresas. La primera, Samurai, con la que interpretó De charco en charco. Sin apenas asimilar llegó la segunda, acto seguido. Julieta se subió al escenario madrileño para cantar junto a la protagonista de la noche Thelma & Louise.
«Esto lo es todo. Es una manera de convertir el dolor en algo precioso, así que os lo agradezco muchísimo», volvió a dedicar al público antes de interpretar Dramático. Antes, ya había interpretado hits como Copiloto o Como en un drama italiano, gracias a las cuales el público entraba en calor.
Si Belén fue la protagonista de la noche, mención especial, cómo no, para el piano, que formó parte activa del show en todo momento. O en casi todo, porque también hubo momento discoteca/rave junto a la DJ Ruptura. Con ella a los mandos hizo las versiones más electrónicas de Licántropo, Camaléon, Ilusión óptica y Mr. Hyde.
Con nuevo vestuario llegaron Soledad y, para sorpresa de todos, una particularísima versión de Como una ola, el éxito de Rocío Jurado, dedicado a Ricky, «un amigo que ya no está». En esas, Belén agradeció una vez más a su público el «apoyo en todas las etapas» y la «fe ciega» que habían tenido por ir hasta allí. Así, junto a su inseparable piano y con mucha emoción, cantó Mía.
Una sonora ovación da lugar a la tercera y última invitada, Métrika, quien interpreta un remix de Dama en apuros con autotune. Tras ella, Lolita y Bruja o Galgo, antes de alcanzar la recta final del show, que cerró con los bises Cómo puedo volver y Laberinto, un cierre mágico inspirado en El fantasma de la ópera que cerró al respetable completamente en shock.
La artista catalana llena su primer Movistar Arena, donde presentó ‘Anela’, su nuevo álbum.
Belén Aguilera está inversa en una nueva etapa musical, que viene acompañada de una nueva imagen que gira en torno a un concepto innovador: Anela es un acrónimo de ‘Aunque No Exista La Arcadia’, una frase de la última canción de cierre y que expresa la felicidad en el ahora y no en la búsqueda del deseo constante.
Eso es lo que sintió ella e hizo sentir a las casi 15.000 almas que llenaron este domingo el Movistar Arena, su primera Movistar Arena, en uno de los conciertos más especiales hasta el momento de su carrera, sino el más. Así lo admitió ella en el inicio del show: «Qué fuerte. Gracias, gracias, gracias. Hoy es el día más importante de mi vida y me alegra mucho que estéis aquí«, les dedicó a sus fans. «Sois muy importantes. Se me da mejor cantar que hablar, he llorado mucho así que quiero que vivamos esto y que estemos muy presentes. Y que nos echemos una buena lloradita», aseguraba la catalana. Toda una declaración de intenciones.
Porque en la velada hubo de todo. Desde el telón blanco de fondo que le daba teatralidad a su voz lírica y ritmos electrónicos, todo alineado perfectamente con Anela.
Dicho álbum evoca un mundo diferente, surrealista, abstracto y onírico, algo que la catalana supo perfectamente trasladar al escenario del coliseo madrileño. De esta manera, dio forma a canciones como Salvamento, Cómo puedo volver o Se queda dentro, que contienen una emoción difícilmente de expresar.
Más enérgicas y bailables son Dama en apuros, Mutantes y Bruja, que también estuvieron presentes en la velada al igual que Laberinto, Ático y Eclipse, estas con ritmos electrónicos.
Todas mezcladas con sus grandes éxitos en casi dos horas de concierto en el que también hubo sorpresas. La primera, Samurai, con la que interpretó De charco en charco. Sin apenas asimilar llegó la segunda, acto seguido. Julieta se subió al escenario madrileño para cantar junto a la protagonista de la noche Thelma & Louise.
«Esto lo es todo. Es una manera de convertir el dolor en algo precioso, así que os lo agradezco muchísimo», volvió a dedicar al público antes de interpretar Dramático. Antes, ya había interpretado hits como Copiloto o Como en un drama italiano, gracias a las cuales el público entraba en calor.
Si Belén fue la protagonista de la noche, mención especial, cómo no, para el piano, que formó parte activa del show en todo momento. O en casi todo, porque también hubo momento discoteca/rave junto a la DJ Ruptura. Con ella a los mandos hizo las versiones más electrónicas de Licántropo, Camaléon, Ilusión óptica y Mr. Hyde.
Con nuevo vestuario llegaron Soledad y, para sorpresa de todos, una particularísima versión de Como una ola, el éxito de Rocío Jurado, dedicado a Ricky, «un amigo que ya no está». En esas, Belén agradeció una vez más a su público el «apoyo en todas las etapas» y la «fe ciega» que habían tenido por ir hasta allí. Así, junto a su inseparable piano y con mucha emoción, cantó Mía.
Una sonora ovación da lugar a la tercera y última invitada, Métrika, quien interpreta un remix de Dama en apuros con autotune. Tras ella, Lolita y Bruja o Galgo, antes de alcanzar la recta final del show, que cerró con los bises Cómo puedo volver y Laberinto, un cierre mágico inspirado en El fantasma de la ópera que cerró al respetable completamente en shock.
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