El Dr. Gabriel Cartagena analiza la prohibición de celulares en las aulas: una medida que busca proteger la atención, la convivencia y la educación de calidad.
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El artículo Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti: “El celular en la escuela plantea un desafío cultural, no solo pedagógico” ha aparecido primero en EL PUEBLO. El Dr. Gabriel Cartagena analiza la prohibición de celulares en las aulas: una medida que busca proteger la atención, la convivencia y la educación de calidad.
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El artículo Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti: “El celular en la escuela plantea un desafío cultural, no solo pedagógico” ha aparecido primero en EL PUEBLO.
En diálogo con EL PUEBLO, el doctor en Cartagena analiza el debate sobre la prohibición de los celulares en las aulas y plantea la necesidad de un equilibrio entre tecnología y aprendizaje.
En los últimos meses, la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires avanzaron con decisiones que generaron amplio debate: prohibir el uso de celulares en las escuelas. La medida, que ya se implementa en algunos niveles educativos, busca recuperar la atención, la convivencia y el aprendizaje dentro del aula. El Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti, analiza para EL PUEBLO el impacto de esta tendencia y cómo repercute en Uruguay.
—Doctor, ¿cómo interpreta las medidas adoptadas en Buenos Aires respecto al uso de celulares en la escuela? No se trata de una decisión improvisada ni de un capricho normativo. En la Provincia de Buenos Aires, desde 2026 los estudiantes de primaria no podrán usar teléfonos ni pantallas durante la jornada escolar. En la Ciudad, la restricción ya rige desde 2024 en jardines y escuelas primarias, y en secundaria los celulares deben permanecer guardados, salvo en actividades pedagógicas autorizadas. Es una respuesta a una problemática real: los dispositivos están interfiriendo con la atención, la socialización y el proceso pedagógico.
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—¿Existe evidencia concreta de esa interferencia en el aprendizaje? Sí, y es contundente. Los datos de la prueba internacional PISA 2022 revelan que Argentina es uno de los países donde más estudiantes se distraen por el celular. El 54% admite perder la atención en clase por usar su dispositivo y el 46% asegura que se dispersa porque sus compañeros lo hacen. La OCDE concluye que quienes se distraen en la mayoría de las clases de matemáticas obtienen 15 puntos menos que quienes no lo hacen. La correlación entre el uso indiscriminado de pantallas y el bajo rendimiento académico es evidente.
—¿Y cómo se da este debate en Uruguay? También está planteado. Hay un proyecto de ley que propone prohibir el uso de celulares en todas las instituciones dependientes de ANEP, tanto en Primaria como en Secundaria. Aunque aún no existe normativa nacional, varios colegios privados han tomado la iniciativa: desde estaciones de guardado hasta prohibiciones absolutas en primaria. En Salto, por ejemplo, instituciones católicas como los Salesianos ya aplican regulaciones estrictas, buscando mejorar la concentración y la convivencia. Son medidas consensuadas con la comunidad educativa y que fortalecen la comunicación entre la institución y la familia.
—¿Qué se busca con estas restricciones? Más allá del rendimiento académico, se intenta rescatar el valor del encuentro personal. En una sociedad donde los jóvenes construyen su identidad en redes sociales, la escuela debe ser un espacio de palabra compartida, diálogo y convivencia real. No se trata de negar la tecnología, sino de delimitar su uso para proteger la atención y la calidad del aprendizaje.
—Algunos críticos señalan que prohibir no educa. ¿Qué opina? Las críticas son válidas. Una prohibición absoluta puede generar resistencia y plantea interrogantes sobre cómo compatibilizar la innovación tecnológica con el aula. Por eso, la clave está en definir claramente qué es “uso pedagógico autorizado” y en garantizar igualdad de condiciones entre todas las instituciones. La legislación es necesaria para evitar interpretaciones erróneas o criterios dispares que terminen generando desigualdad.
—¿Qué reflexión final dejaría sobre este tema? Las estadísticas internacionales y nacionales coinciden: la distracción por celulares es uno de los grandes enemigos del aprendizaje. Buenos Aires, y de manera incipiente también Uruguay, están ensayando respuestas que podrían servir de modelo para otros lugares. El desafío es encontrar equilibrio entre aprovechar la tecnología y preservar el silencio, la atención y la palabra viva en las aulas. Como escribió Martin Heidegger, “el gran reto de la técnica no es su avance, sino nuestra capacidad de pensarla”.
No se trata de prohibir por prohibir, sino de cuidar el espacio educativo como un lugar de encuentro humano y aprendizaje real.
— Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti
El Dr. Gabriel Cartagena Sanguinetti analiza el debate sobre la prohibición de celulares en las escuelas y su impacto en la atención y la convivencia.