Victoria Adams, antes de convertirse en Victoria Beckham, se colocó unos sobresalientes implantes de mama que desbordaban su escote porque se sentía acomplejada con su imagen y quería triunfar en el mundo del espectáculo. Años más tarde se los quitó, según confiesa ahora, para ser tomada en serio en su nueva aventura en el mundo de la moda.
Siempre huidiza con los paparazzi, tan antipática habitualmente con la prensa, pasó de ser la pija de las Spice Girls, el grupo que revolucionó el panorama del pop de los 90 especialmente entre el público femenino, a convertirse en la esposa de David Beckham, una estrella del fútbol que generaba simpatías más allá de los estadios.
Formaron un buen equipo y su unión les trajo muchos beneficios como pareja de éxito. Ahora Victoria estrena documental en Netflix y cuenta esto del implante y otras cosas, la verdad que no demasiadas, porque lo que en estos momentos le importa es vender bien su producto, esto es, su firma de moda, que ha pasado un importante bache económico.
De su paso por España, cuatro años, apenas nada. Aunque en más de una ocasión ha manifestado que no fueron tiempos fáciles ni felices. Los rumores de infidelidades en torno al ídolo del Real Madrid, y su incapacidad para adaptarse a su nueva vida le pasaron factura.
Por aquí quedó para siempre aquello que parece que dijo del olor a ajo que tampoco la favoreció demasiado. No le gustaba nuestra comida. Según su marido, Victoria sigue una dieta de toda la vida y solo se alimenta de pescado a la parrilla y verduras al vapor.
Victoria Beckham cuenta en su documental en Netflix que se retiró sus implantes, aunque lo que le importa es vender su firma de moda, que ha pasado un importante bache económico.
Victoria Adams, antes de convertirse en Victoria Beckham, se colocó unos sobresalientes implantes de mama que desbordaban su escote porque se sentía acomplejada con su imagen y quería triunfar en el mundo del espectáculo. Años más tarde se los quitó, según confiesa ahora, para ser tomada en serio en su nueva aventura en el mundo de la moda.
Siempre huidiza con los paparazzi, tan antipática habitualmente con la prensa, pasó de ser la pija de las Spice Girls, el grupo que revolucionó el panorama del pop de los 90 especialmente entre el público femenino, a convertirse en la esposa de David Beckham, una estrella del fútbol que generaba simpatías más allá de los estadios.
Formaron un buen equipo y su unión les trajo muchos beneficios como pareja de éxito. Ahora Victoria estrena documental en Netflix y cuenta esto del implante y otras cosas, la verdad que no demasiadas, porque lo que en estos momentos le importa es vender bien su producto, esto es, su firma de moda, que ha pasado un importante bache económico.
De su paso por España, cuatro años, apenas nada. Aunque en más de una ocasión ha manifestado que no fueron tiempos fáciles ni felices. Los rumores de infidelidades en torno al ídolo del Real Madrid, y su incapacidad para adaptarse a su nueva vida le pasaron factura.
Por aquí quedó para siempre aquello que parece que dijo del olor a ajo que tampoco la favoreció demasiado. No le gustaba nuestra comida. Según su marido, Victoria sigue una dieta de toda la vida y solo se alimenta de pescado a la parrilla y verduras al vapor.
20MINUTOS.ES – Cultura