Un juez de Dijon (noreste de Francia) ha imputado este viernes por «asociación de malhechores criminal» a una tía abuela del niño Grégory, asesinado en 1984 cuando tenía cuatro años y considerado uno de los grandes casos sin resolver en el país. Tras comparecer durante varias horas ante el magistrado instructor, Jacqueline Jacob, de 81 años, ha sido formalmente acusada de ser una de las personas que amenazó durante años al padre del menor con el envío de decenas de cartas.
El cuerpo del pequeño fue hallado sin vida, atado de pies y manos, el 16 de octubre de 1984 en el río Vologne, a unos siete kilómetros del domicilio familiar de Lépanges-sur-Vologne. El menor había sido secuestrado horas antes de su hallazgo, un suceso que convulsionó Francia y que no ha podido ser resuelto.
Es la segunda vez que Jacob es inculpada formalmente por la Justicia francesa en el conocido como el ‘caso Grégory’. En 2017, fue acusada de «rapto y secuestro seguido de una muerte» y llegó a estar encarcelada durante cuatro días, pero esa imputación fue anulada por irregularidades formales.
Los abogados de Jacob se mostraron «inquietos» por la reapertura del procedimiento contra su cliente «sin tener las pruebas materiales incontestables». En declaraciones al canal BFMTV, Stéphane Giuranna, uno de los letrados de la octogenaria, ha indicado que recurrirá la inculpación y que esta no es posible por tratarse de una denuncia sobre unos hechos ya prescritos.
‘El affaire Grégory’ sacudió a la sociedad francesa durante varios años y su investigación y la instrucción judicial ha quedado cuestionada. Sobre el fondo de fuertes desavenencias dentro de la familia, y en particular por los ánimos de alguien que quería vengarse del padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, el caso se convirtió una suerte de circo mediático en los años 80 hasta tal punto que la célebre escritora Marguerite Duras se interesó por este suceso, lo cubrió como reportera, y llegó a acusar a la madre de Grégory, Christine Villemin, de haber matado a su propio hijo.
Influido por ciertos argumentos de Duras y por otras indicios que después se revelaron inconsistentes, el criticado juez de instrucción Jean-Michel Lambert decretó la prisión provisional de la madre de Grégory, en un momento en el que se encontraba embarazada. Estuvo en prisión durante cinco días tras cumplir una huelga de hambre.
En ese momento, el padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, estaba también encarcelado por haber asesinado a tiros a su primo, Bernard Laroche, al que acusaba de haber matado al pequeño.
El cuerpo del pequeño fue hallado atado de pies y manos en el río Vologne.
Un juez de Dijon (noreste de Francia) ha imputado este viernes por «asociación de malhechores criminal» a una tía abuela del niño Grégory, asesinado en 1984 cuando tenía cuatro años y considerado uno de los grandes casos sin resolver en el país. Tras comparecer durante varias horas ante el magistrado instructor, Jacqueline Jacob, de 81 años, ha sido formalmente acusada de ser una de las personas que amenazó durante años al padre del menor con el envío de decenas de cartas.
El cuerpo del pequeño fue hallado sin vida, atado de pies y manos, el 16 de octubre de 1984 en el río Vologne, a unos siete kilómetros del domicilio familiar de Lépanges-sur-Vologne. El menor había sido secuestrado horas antes de su hallazgo, un suceso que convulsionó Francia y que no ha podido ser resuelto.
Es la segunda vez que Jacob es inculpada formalmente por la Justicia francesa en el conocido como el ‘caso Grégory’. En 2017, fue acusada de «rapto y secuestro seguido de una muerte» y llegó a estar encarcelada durante cuatro días, pero esa imputación fue anulada por irregularidades formales.
Los abogados de Jacob se mostraron «inquietos» por la reapertura del procedimiento contra su cliente «sin tener las pruebas materiales incontestables». En declaraciones al canal BFMTV, Stéphane Giuranna, uno de los letrados de la octogenaria, ha indicado que recurrirá la inculpación y que esta no es posible por tratarse de una denuncia sobre unos hechos ya prescritos.
‘El affaire Grégory’ sacudió a la sociedad francesa durante varios años y su investigación y la instrucción judicial ha quedado cuestionada. Sobre el fondo de fuertes desavenencias dentro de la familia, y en particular por los ánimos de alguien que quería vengarse del padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, el caso se convirtió una suerte de circo mediático en los años 80 hasta tal punto que la célebre escritora Marguerite Duras se interesó por este suceso, lo cubrió como reportera, y llegó a acusar a la madre de Grégory, Christine Villemin, de haber matado a su propio hijo.
Influido por ciertos argumentos de Duras y por otras indicios que después se revelaron inconsistentes, el criticado juez de instrucción Jean-Michel Lambert decretó la prisión provisional de la madre de Grégory, en un momento en el que se encontraba embarazada. Estuvo en prisión durante cinco días tras cumplir una huelga de hambre.
En ese momento, el padre de Grégory, Jean-Marie Villemin, estaba también encarcelado por haber asesinado a tiros a su primo, Bernard Laroche, al que acusaba de haber matado al pequeño.
20MINUTOS.ES – Internacional
