<p>No está a la vista, pero uno de los tejidos del organismo que mejor refleja el envejecimiento es el ovario. Comprender cómo protegerlo o rejuvenecerlo ofrece a los investigadores una <strong>ventana privilegiada</strong> para entender los <strong>mecanismos generales del envejecimiento</strong>. </p>
El científico español Juan Carlos Izpisúa participa en una investigación que muestra en macacos el potencial efecto protector del ácido ascórbico en el envejecimiento femenino
No está a la vista, pero uno de los tejidos del organismo que mejor refleja el envejecimiento es el ovario. Comprender cómo protegerlo o rejuvenecerlo ofrece a los investigadores una ventana privilegiada para entender los mecanismos generales del envejecimiento.
Sobre esa premisa, un nuevo estudio ha mostrado en primates no humanos que la vitamina C administrada por vía oral puede enlentecer el envejecimiento. Los investigadores realizaron un seguimiento de más de tres años de unos macacos y constataron que la vitamina reducía el estrés oxidativo, la inflamación y la senescencia celular, y preservaba el número y la calidad de los folículos ováricos.
Estas conclusiones se publican en la revista científica Cell Stem Cell y proceden de un trabajo experimental realizado por el grupo del científico español Juan Carlos Izpisúa, director del Instituto Altos Labs en San Diego (California), junto con un equipo de investigadores de la Academia de Ciencias China.
«Nos centramos en el ovario, porque es uno de los primeros órganos del cuerpo humano en envejecer«, expone a este medio el biólogo del desarrollo Juan Carlos Izpisúa, uno de los mayores expertos en el estudio del envejecimiento y longevidad.
«Su deterioro afecta no solo a la fertilidad, sino también a la salud general, ya que se asocia a la pérdida de hormonas protectoras y a un mayor riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares».
Estos científicos analizaron varias rutas moleculares para averiguar qué mecanismos podrían protegerlo en el envejecimiento o incluso rejuvenecerlo, y entre ellas, se encontraba la de la vitamina C. «Queríamos saber si algo tan seguro y accesible como esta vitamina podía ayudarnos en el conocimiento sobre cómo envejecen nuestros órganos».
La vitamina C es mucho más que un simple antioxidante: «En los seres humanos y otros primates -especies que no pueden producir esta vitamina de forma natural- es esencial para el buen funcionamiento de muchos tejidos», comenta Izpisúa.
Este micronutriente, conocido por su seguridad y propiedades antioxidantes, «ha demostrado potencial terapéutico en diversas afecciones, incluyendo trastornos mentales (como el trastorno depresivo mayor, la esquizofrenia, la ansiedad y la enfermedad de Alzheimer) y enfermedades cardiovasculares (hipertensión, aterosclerosis, isquemia miocárdica e insuficiencia cardíaca, entre otras», escriben estos investigadores en las páginas de Cell Stem Cell.
Los investigadores partieron de una sencilla pregunta: ¿puede la vitamina C proteger al ovario del envejecimiento? «Durante más de tres años administramos la vitamina por vía oral a un grupo de monos y observamos una reducción significativa de los marcadores clásicos del envejecimiento ovárico: el estrés oxidativo, la pérdida folicular y la acumulación de células senescentes«.
Estos resultados, afirma Izpisúa, «posicionan a la vitamina C como una potencial herramienta geroprotectora, con implicaciones directas para el tratamiento de la infertilidad relacionada con la edad y para extender la salud reproductiva y general de las mujeres».
Además, los hallazgos «sugieren que una suplementación adecuada con vitamina C podría ayudar a preservar la función ovárica y a ralentizar su envejecimiento. El siguiente paso será determinar la dosis, la duración y las condiciones óptimas en la mujer». Y de hecho, el científico confirma que ya están evaluando estudios para analizar la seguridad, dosis y posibles beneficios en mujeres, «con el objetivo de traducir estos resultados en estrategias reales de salud reproductiva y longevidad saludable».
Para la investigación, se incluyó a un grupo de macacos (Macaca fascicularis) hembra que fueron suplementados durante 40 meses, el equivalente humano a 10 años. Los animales recibieron una dosis diaria de 30 mg por kilo de peso del ácido ascórbico disuelto en agua, y se compararon con otro grupo control que no recibió la vitamina.
De forma especialmente llamativa, destaca el también autor del estudio Guang-Hui Lui, profesor en el Instituto de Regeneración y Células Madre, en la Academia China de Ciencias, «los análisis transcriptómicos de célula única y los relojes moleculares revelaron que tanto los ovocitos como las células somáticas circundantes mostraron una edad biológica más joven». En el estudio se cifra la reducción de la edad biológica de los ovarios en 1,35 años y de las células somáticas, en 5,66 años. «En otras palabras, el ovario era más saludable y funcional. A nivel mecánico, descubrimos que la vitamina C activa una vía conocida como NRF2, un regulador maestro del sistema natural de defensa celular frente al estrés oxidativo e inflamatorio. Al potenciar esta vía, la vitamina C refuerza la capacidad del ovario para protegerse y repararse», detalla.
Los beneficios se mantuvieron mientras duraba la suplementación, pero aún tienen que estudiar cuánto persisten tras suspenderla, si bien «todo indica que la administración continua refuerza el efecto«, matiza Concepción Rodríguez, otra de las autoras de la investigación.
Sobre la posibilidad de que estos hallazgos se traduzcan en intervenciones concretas para preservar un ovario joven lo máximo posible, Izpisúa se muestra cauto, pero optimista: «El hecho de ver efectos en primates -fisiológicamente próximos al humano- refuerza la relevancia traslacional. Nuestros resultados sugieren que modular estrés oxidativo y senescencia vía NRF2 puede retrasar rasgos clave del envejecimiento ovárico.
Ahora bien, esto no es una recomendación clínica inmediata: en la mujer debemos definir dosis, formulación, duración y validar biomarcadores (por ejemplo, relojes moleculares, marcadores de reserva ovárica). Son resultados muy prometedores especialmente por la seguridad y accesibilidad de la vitamina C, pero la pauta efectiva en humanos debe demostrarse en ensayos controlados. En última instancia, el trabajo ofrece una nueva perspectiva sobre cómo envejece el ovario y cómo podríamos protegerlo, no solo para prolongar la fertilidad, sino también para favorecer la salud y el bienestar global de las mujeres a medida que envejecen».
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