<p>En lo último que uno piensa cuando tiene 27 años es en el cáncer. Por eso, cuando notó una grieta en su pezón, a <strong>Teresa Tamarit</strong> no se le pasó por la cabeza en ningún momento la posibilidad de que aquello fuera por culpa de un tumor. Tampoco lo pensaron sus médicos, que durante ocho meses plantearon distintos posibles diagnósticos sin éxito.</p>
Teresa Tamarit sufrió dos tumores antes de los 30 y descubrió que llevaba el riesgo en su ADN
<p>En lo último que uno piensa cuando tiene 27 años es en el cáncer. Por eso, cuando notó una grieta en su pezón, a <strong>Teresa Tamarit</strong> no se le pasó por la cabeza en ningún momento la posibilidad de que aquello fuera por culpa de un tumor. Tampoco lo pensaron sus médicos, que durante ocho meses plantearon distintos posibles diagnósticos sin éxito.</p>
Salud