La primera fase del plan de paz en Gaza propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cerrada: Israel y Hamás han acordado que el grupo terrorista libere a los 48 rehenes que aún mantiene cautivos en la Franja, la mitad de ellos muertos. Por su parte, Israel excarcelará a 1.950 presos palestinos, entre los que se encuentran 250 condenados a cadena perpetua, e iniciará los preparativos para retirare poco a poco del enclave.
Entre estos presos no estará Marwan Barghouti, cuya liberación lleva Hamás exigiendo dos años en los que su figura incluso ha supuesto un escollo para los diferentes procesos de alto el fuego. Tampoco quedarán excarcelados otros reos de alto perfil: Ahmad Sa’adat, Hassan Salameh y Abbas al-Sayed.
Barghouti estuvo muy cerca de salir de la cárcel en enero de 2025, durante un proceso de intercambio de rehenes y prisioneros, pero finalmente quedó fuera del canje. Ahora, el histórico líder de Fatah, calificado por algunos como el «Nelson Mandela palestino«, tampoco quedará en libertad.
Los Barghouti son una de las grandes familias palestinas. Procedentes de Ramala y de pueblos de la gobernación de Al Bireh, muchos de sus miembros son figuras notables de la vida política y cultural palestina. Pese a que está en prisión desde 2004, Marwan está considerado la figura política más popular del momento y el único capaz de unificar a las diferentes facciones.
Desempeñó un papel importante durante la primera y segunda Intifadas. Fue dirigente de Tanzim, una de las ramas armadas de Fatah (la organización fundada en 1958 por Yasser Arafat) en Cisjordania. En ese momento, Barghouti justificaba los ataques contra objetivos militares, pero condenaba las acciones armadas contra civiles.
En diciembre de 2016 ganó las elecciones del Comité Central de Al Fatah. Conoce bien Israel y habla hebreo. «Barghouti es a la vez un símbolo nacional y un misterio (…) representa a la generación que creció en Cisjordania y la Franja de Gaza durante las décadas de 1970 y 1980, formando una alternativa desafiante para la generación fundadora encabezada por Arafat, que vino de Túnez y se hizo cargo de la Autoridad Palestina», escribe Michael Milstein en el medio israelí Ynet.
Condenado a cinco cadenas perpetuas
Israel le acusó de fundar las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa e intentó asesinarlo en dos ocasiones. El 15 de abril de 2002, Barghouti fue secuestrado en Ramala por agentes israelíes. Durante los interrogatorios admitió su responsabilidad por los ataques de Al Fatah en Cisjordania, aunque negó la de los que se desarrollaron dentro del territorio de Israel reconocido internacionalmente, ataques a los que él se oponía enérgicamente.
Ante la Justicia, Barghouti fue acusado de pertenencia a un grupo terrorista y del asesinato de 26 personas. Se negó a defenderse porque no reconocía la autoridad de un tribunal israelí para juzgarlo. Sin embargo, siguió insistiendo en que apoyaba la resistencia armada a la ocupación israelí, pero condenaba los ataques a civiles dentro de Israel.
En mayo de 2004 fue condenado por cinco cargos de asesinato (cuatro israelíes y un monje griego), así como intento de asesinato y conspiración para un asesinato, mientras que fue declarado inocente de otros 21 cargos de asesinato en 33 ataques por «falta de pruebas». Fue sentenciado a la pena máxima: cinco cadenas perpetuas por los cinco asesinatos y 40 años de cárcel por la tentativa.
Barghouti es miembro del Consejo Legislativo Palestino desde 1996. A pesar de estar encarcelado en Israel, es visto como alguien capaz de cambiar la cara de la Autoridad Palestina. Aunque apuesta por una resolución política del conflicto israelo-palestino y por la defensa de los Acuerdos de Oslo, defiende la lucha armada contra la ocupación israelí.
El carisma de un símbolo
«El dilema de si liberar o no a Barghouti ha sido objeto de debate durante más de dos décadas», según Milstein. Este analista cree que el más famoso preso palestino es un misterio. Lo es, dice, porque «a pesar de haber estado ausente durante más de dos décadas (casi un tercio de su vida), sigue siendo el candidato más popular para liderar el sistema palestino».
Las encuestas de la última década muestran que Barghouti supera a cualquier otro candidato en cualquier escenario electoral, incluidos los representantes de Hamás. Para la mayoría es más un símbolo que un personaje real. «El público en general, y en particular la generación más joven, nacida después de haber sido encarcelado, lo ven como la epifanía de los ideales nacionales, principalmente la resistencia y el sacrificio», opina este columnista de Ynet.
¿Por qué se niega Israel a incluir a Barghouti entre los beneficiarios de un posible intercambio? Al Gobierno hebreo le preocupa que use su libertad para sumarse a la violencia. Su hijo, Qassam, tranquilizó a comienzos de año a la parte israelí. Cree que su padre puede ser el Mandela palestino. «Se están asustando por nada. Mi padre es el socio definitivo de Israel, es fiel a la visión de dos Estados, ha obtenido el apoyo de todo el público palestino y puede servir como un punto de contacto estable, unificador y acordado para la parte palestina», declaró en enero de 2025.
g
La primera fase del plan de paz en Gaza propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está cerrada: Israel y Hamás han acordado que el grupo terrorista libere a los 48 rehenes que aún mantiene cautivos en la Franja, la mitad de ellos muertos. Por su parte, Israel excarcelará a 1.950 presos palestinos, entre los que se encuentran 250 condenados a cadena perpetua, e iniciará los preparativos para retirare poco a poco del enclave.
Entre estos presos no estará Marwan Barghouti, cuya liberación lleva Hamás exigiendo dos años en los que su figura incluso ha supuesto un escollo para los diferentes procesos de alto el fuego. Tampoco quedarán excarcelados otros reos de alto perfil: Ahmad Sa’adat, Hassan Salameh y Abbas al-Sayed.
Barghouti estuvo muy cerca de salir de la cárcel en enero de 2025, durante un proceso de intercambio de rehenes y prisioneros, pero finalmente quedó fuera del canje. Ahora, el histórico líder de Fatah, calificado por algunos como el «Nelson Mandela palestino«, tampoco quedará en libertad.
El Comité Nobel decide mañana quién será el ganador de premio Nobel de la Paz. ¿Crees que deberían entregárselo a Trump?
Esta encuesta no es científica y sólo refleja la opinión de aquellos lectores que han elegido participar. Los resultados no representan necesariamente la opinión de los internautas en general o de los lectores al completo.
Los Barghouti son una de las grandes familias palestinas. Procedentes de Ramala y de pueblos de la gobernación de Al Bireh, muchos de sus miembros son figuras notables de la vida política y cultural palestina. Pese a que está en prisión desde 2004, Marwan está considerado la figura política más popular del momento y el único capaz de unificar a las diferentes facciones.
Desempeñó un papel importante durante la primera y segunda Intifadas. Fue dirigente de Tanzim, una de las ramas armadas de Fatah (la organización fundada en 1958 por Yasser Arafat) en Cisjordania. En ese momento, Barghouti justificaba los ataques contra objetivos militares, pero condenaba las acciones armadas contra civiles.
En diciembre de 2016 ganó las elecciones del Comité Central de Al Fatah. Conoce bien Israel y habla hebreo. «Barghouti es a la vez un símbolo nacional y un misterio (…) representa a la generación que creció en Cisjordania y la Franja de Gaza durante las décadas de 1970 y 1980, formando una alternativa desafiante para la generación fundadora encabezada por Arafat, que vino de Túnez y se hizo cargo de la Autoridad Palestina», escribe Michael Milstein en el medio israelí Ynet.
Condenado a cinco cadenas perpetuas
Israel le acusó de fundar las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa e intentó asesinarlo en dos ocasiones. El 15 de abril de 2002, Barghouti fue secuestrado en Ramala por agentes israelíes. Durante los interrogatorios admitió su responsabilidad por los ataques de Al Fatah en Cisjordania, aunque negó la de los que se desarrollaron dentro del territorio de Israel reconocido internacionalmente, ataques a los que él se oponía enérgicamente.
Ante la Justicia, Barghouti fue acusado de pertenencia a un grupo terrorista y del asesinato de 26 personas. Se negó a defenderse porque no reconocía la autoridad de un tribunal israelí para juzgarlo. Sin embargo, siguió insistiendo en que apoyaba la resistencia armada a la ocupación israelí, pero condenaba los ataques a civiles dentro de Israel.
En mayo de 2004 fue condenado por cinco cargos de asesinato (cuatro israelíes y un monje griego), así como intento de asesinato y conspiración para un asesinato, mientras que fue declarado inocente de otros 21 cargos de asesinato en 33 ataques por «falta de pruebas». Fue sentenciado a la pena máxima: cinco cadenas perpetuas por los cinco asesinatos y 40 años de cárcel por la tentativa.
Barghouti es miembro del Consejo Legislativo Palestino desde 1996. A pesar de estar encarcelado en Israel, es visto como alguien capaz de cambiar la cara de la Autoridad Palestina. Aunque apuesta por una resolución política del conflicto israelo-palestino y por la defensa de los Acuerdos de Oslo, defiende la lucha armada contra la ocupación israelí.
El carisma de un símbolo
«El dilema de si liberar o no a Barghouti ha sido objeto de debate durante más de dos décadas», según Milstein. Este analista cree que el más famoso preso palestino es un misterio. Lo es, dice, porque «a pesar de haber estado ausente durante más de dos décadas (casi un tercio de su vida), sigue siendo el candidato más popular para liderar el sistema palestino».
Las encuestas de la última década muestran que Barghouti supera a cualquier otro candidato en cualquier escenario electoral, incluidos los representantes de Hamás. Para la mayoría es más un símbolo que un personaje real. «El público en general, y en particular la generación más joven, nacida después de haber sido encarcelado, lo ven como la epifanía de los ideales nacionales, principalmente la resistencia y el sacrificio», opina este columnista de Ynet.
¿Por qué se niega Israel a incluir a Barghouti entre los beneficiarios de un posible intercambio? Al Gobierno hebreo le preocupa que use su libertad para sumarse a la violencia. Su hijo, Qassam, tranquilizó a comienzos de año a la parte israelí. Cree que su padre puede ser el Mandela palestino. «Se están asustando por nada. Mi padre es el socio definitivo de Israel, es fiel a la visión de dos Estados, ha obtenido el apoyo de todo el público palestino y puede servir como un punto de contacto estable, unificador y acordado para la parte palestina», declaró en enero de 2025.
20MINUTOS.ES – Internacional