Un asesinato cometido en la década de los 90 se ha resuelto después de que su autor confesara el crimen a la policía y advirtiera de que se trata de un «asesino en serie» con un solo crimen en su haber.
Este es el caso de Robin Lawrence, una mujer que murió brutalmente asesinada en su casa de Springfield, Virginia, en el año 1994, y cuyos detalles se han conocido ahora, con la emisión de un documental sobre el crimen. Durante dos días, su hija Nicole, de tan solo dos años en ese momento, deambuló sola por la casa antes de que se descubriera el cuerpo de su madre.
Tal y como recoge la CBS, durante tres décadas los detectives intentaron averiguar quién pudo ser el autor. Hasta que un hombre llamado Stephan Smerk llamó a la detective Melissa Wallace, de la policía del condado de Fairfax, el 7 de septiembre de 2023: «Estoy en la comisaría para entregarme».
Smerk, un padre de dos hijos, casado, de 52 año de edad y residente en Niskayuna, Nueva York, llamó a la policía para confesar el asesinato sin resolver de Lawrence.
Se encontraron pruebas de ADN en una traza de sangre dejada en una toallita en la escena del crimen en 1994, y en ese momento no se encontraron coincidencias al ser analizadas por los investigadores en CODIS, la base de datos nacional del FBI.
Pasaron los años y se desarrollaron nuevas técnicas, incluyendo un proceso llamado genealogía genética, en el que se utiliza el ADN de un sospechoso para encontrar a sus familiares. A través de este método, se identificó a un posible sospechoso. Había vivido en Virginia en 1994 y habría tenido la edad adecuada para cometer el asesinato. Se llamaba Stephan Smerk.
Los detectives Melissa Wallace y Jon Long viajaron a Niskayuna para hablar con Smerk. Su objetivo era obtener su ADN para determinar si tenía parentesco con la persona que había dejado su sangre en la escena del crimen, o si era él mismo esa persona.
Smerk entregó su muestra sin alterarse, pero no fue necesario analizarla. El asesino fue consciente de que no tendría escapatoria y decidió confesar poco después.
«Sabía que iba a matar a alguien», declaró Smerk a los detectives. «No sabía a quién iba a matar». En ese momento, Smerk estaba en el ejército, destinado en una base cercana y conocía el barrio de Robin Lawrence porque un amigo se había alojado allí.
«Sinceramente creo que si no fuera por mi esposa y mis hijos, probablemente sería un asesino en serie«, dijo Smerk. «Soy un asesino en serie que solo ha matado una vez», confesó.
Smerk se declaró culpable y fue sentenciado a 70 años de prisión. Podrá optar a la libertad condicional en 2037, cuando cumpla 65 años.
Stephan Smerk asesinó a Robin Lawrence en 1994, dejando el cadáver solo durante días con la hija de la víctima, de dos años.
Un asesinato cometido en la década de los 90 se ha resuelto después de que su autor confesara el crimen a la policía y advirtiera de que se trata de un «asesino en serie» con un solo crimen en su haber.
Este es el caso de Robin Lawrence, una mujer que murió brutalmente asesinada en su casa de Springfield, Virginia, en el año 1994, y cuyos detalles se han conocido ahora, con la emisión de un documental sobre el crimen. Durante dos días, su hija Nicole, de tan solo dos años en ese momento, deambuló sola por la casa antes de que se descubriera el cuerpo de su madre.
Tal y como recoge la CBS, durante tres décadas los detectives intentaron averiguar quién pudo ser el autor. Hasta que un hombre llamado Stephan Smerk llamó a la detective Melissa Wallace, de la policía del condado de Fairfax, el 7 de septiembre de 2023: «Estoy en la comisaría para entregarme».
Smerk, un padre de dos hijos, casado, de 52 año de edad y residente en Niskayuna, Nueva York, llamó a la policía para confesar el asesinato sin resolver de Lawrence.
Se encontraron pruebas de ADN en una traza de sangre dejada en una toallita en la escena del crimen en 1994, y en ese momento no se encontraron coincidencias al ser analizadas por los investigadores en CODIS, la base de datos nacional del FBI.
Pasaron los años y se desarrollaron nuevas técnicas, incluyendo un proceso llamado genealogía genética, en el que se utiliza el ADN de un sospechoso para encontrar a sus familiares. A través de este método, se identificó a un posible sospechoso. Había vivido en Virginia en 1994 y habría tenido la edad adecuada para cometer el asesinato. Se llamaba Stephan Smerk.
Los detectives Melissa Wallace y Jon Long viajaron a Niskayuna para hablar con Smerk. Su objetivo era obtener su ADN para determinar si tenía parentesco con la persona que había dejado su sangre en la escena del crimen, o si era él mismo esa persona.
Smerk entregó su muestra sin alterarse, pero no fue necesario analizarla. El asesino fue consciente de que no tendría escapatoria y decidió confesar poco después.
«Sabía que iba a matar a alguien», declaró Smerk a los detectives. «No sabía a quién iba a matar». En ese momento, Smerk estaba en el ejército, destinado en una base cercana y conocía el barrio de Robin Lawrence porque un amigo se había alojado allí.
«Sinceramente creo que si no fuera por mi esposa y mis hijos, probablemente sería un asesino en serie«, dijo Smerk. «Soy un asesino en serie que solo ha matado una vez», confesó.
Smerk se declaró culpable y fue sentenciado a 70 años de prisión. Podrá optar a la libertad condicional en 2037, cuando cumpla 65 años.
20MINUTOS.ES – Internacional
